¿Estamos todos dispuestos a
cambiar?
En
la actualidad, la pobreza es una “epidemia” que repercute, directa o
indirectamente, en todas las sociedades del mundo. Particularmente a los países
del tercer mundo, entre ellos estados de Asia, África y Latinoamérica, les toca
vivenciar esta situación desde un papel protagónico. Todos hablan, pocos hacen.
¿Podemos cambiar la situación actual o es sólo una cuestión de política?
Desde
nuestra posición de civiles, podemos contribuir con un granito de arena para
erradicar esta realidad social. En todo el mundo existen organizaciones que
luchan contra esta problemática y son accesibles para toda la población. La
dificultad que se presenta a la hora de ayudar es que las personas en situación
de pobreza necesitan de nuestro tiempo, apoyo psicológico y contención, y no
todos están dispuestos a ofrecer esto. Para muchos es más sencillo donar ropa,
dinero o elementos materiales, y desligarse del punto de vista emocional. Sin
embargo, actualmente están en funcionamiento numerosos proyectos de comedores
comunitarios, recaudación de fondos con fines específicos, hogares para niños
huérfanos, entre otros, que proveen las atenciones necesarias.
Pero,
si bien cada uno desde su lugar puede colaborar con las víctimas de la pobreza,
necesitamos un gobierno que respalde estas acciones. Gracias a investigaciones,
hoy en día se conoce que la causa principal de la pobreza es el desempleo. En
respuesta a esto, las políticas que los gobiernos deberían implementar tendrían
que estar orientadas a generar mayores puestos de trabajo y mejorar las
condiciones salariales actuales. Por ejemplo, se podrían facilitar créditos a
pequeñas y medianas empresas, que son las que mayores empleos producen, o
delimitar las horas de trabajo, para ofrecer mayores oportunidades laborales a
otras personas. En síntesis, las políticas estatales tendrían que estar
dirigidas a acabar con la sociedad conformista en la que estamos inmersos para
constituir una sociedad progresista. Uno de los puntos claves para acabar con
el incentivo del “no-trabajo” sería destinar el dinero de los subsidios y
subvenciones estatales a la generación de nuevos y mejores puestos de trabajo.
En
conclusión, cambiar la realidad es una tarea de todos. En esta transformación
se ven involucrados muchos factores, como las políticas de estado, la sociedad
en sí y los ideales y decisiones de cada individuo. Podríamos comenzar
cambiando la política “conformista” promocionada hoy en día por los gobiernos,
para modificar paso a paso la forma de pensar de los sectores más afectados por
la pobreza. Luego, quedaría en cada uno la decisión de ayudar a progresar, para que todos vivamos en
una sociedad mejor. Pero, ¿Estamos todos dispuestos a cambiar?
esto si es interesante
ResponderEliminarMe sirvió para la tarea <3
ResponderEliminar